La educación y diversión deben ser el punto de partida para profesionalizar la industria de los esports en México.
El interés en los esports crece año con año, y durante la pandemia se impulsó su popularidad fuera del círculo gamer que ya los consumía, convirtiéndose en fuente masiva de entretenimiento competitivo.
De acuerdo con Straits Research, en 2021 el tamaño del mercado mundial de los deportes electrónicos ascendió a 1,178 millones de dólares. La firma espera que en 2030 alcance los 5,743 mmd, con un aumento en la tasa de crecimiento anual del 21.9% a partir del 2022.
La suma de todo lo anterior provocó que las empresas entendieran a la industria del gaming como una coyuntura para generar valor comercial. Las compañías rápidamente se movilizaron en actualizaciones tecnológicas, patrocinios, contratos en medios, búsqueda de talento, creación de infraestructura y publicidad con el fin de profesionalizar al sector.
Un punto crucial que no debe ser pasado por alto en el camino a la profesionalización de los jugadores es la relevancia que tienen los centros educativos en esports. No sólo el sector privado puso su atención en este rubro; el que miles de gamers quieran transformar su pasión en una actividad de horario completo desencadenó una necesidad por mejorar sus capacidades y ser competitivos. Por ello, las nuevas generaciones que crecieron con un control en las manos y que están en la búsqueda de desarrollar sus habilidades para ser reconocidos como verdaderos deportistas, deciden desde una pronta edad buscar alternativas o programas de estudio de alta calidad. Esto para cumplir sus objetivos y, al mismo tiempo, los cobijen en nuevas comunidades de jugadores.